Semana de cambios (o el sueño de la sala propia)
Este último ensayo (que fue el sábado a la mañana) además de cambiar el horario y día (aparte fue a las 11), vino con un par de cositas extras: el jueves habíamos hablado con Darío si podíamos armar una sala de ensayo en común (ensaya con otra banda en el ex-gallinero refaccionado del fondo de su casa), así que evaluamos ventajas y contras y me dio el OK. Ni lento ni perezoso le caí con las cajas, la potencia, la Tascam y le dije: "Ahí tenés...". Además hice un poco de espacio en mi atiborrada habitación. La banda de Darío se lo tomó bien, no podían creer que se escuchara lo que cantaban, Mencia y Diego se lo tomaron bárbaro, festejamos con un asado post-ensayo; así que este sábado va a ser nuestra despedida de lo de Ernest. Y después seguro la seguimos en la sala propia.
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